miércoles, 7 de agosto de 2013

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD Y CONDUCCIÓN

Se dice que “cada uno conduce como vive” (Tillmann y Hobbs), pero no tenemos que remitirnos sólo al curso vital del delincuente vial, sino que tenemos que aplicarlo también a su actitud en las vías y a la estructura de su personalidad.
 
Con respecto a la personalidad, sabemos que ésta desempeña un papel determinante en la conducta del ser humano en el tráfico, y por lo tanto los trastornos de personalidad influyen directamente en las decisiones y actuaciones que tomemos cuando vamos circulando.
 
Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones.
Las personas con trastornos de la personalidad generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que sus patrones son normales y correctos.
 
Existen ciertos trastornos de la personalidad (personalidades con rasgos antisociales, narcisistas o personalidades límites) que se asocian con una mayor propensión a la conducción temeraria y por tanto a los siniestros viales.
 
Conjuntamente considerados, los trastornos de la personalidad afectan al individuo en diferentes ámbitos, que incluyen la cognición, la afectividad, los impulsos y el ámbito interpersonal. En general se trata de alteraciones:
  •  En la forma de percibir e interpretar los acontecimientos, incluyendo la percepción de uno mismo y  de los demás;
  •  En la naturaleza, intensidad y adecuación de la respuesta emocional;
  •  En la actividad y relaciones interpersonales; y
  •  En el control de los impulsos.

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